El odio y el miedo como garantes de la crisis política

(Publicado en Artículos el 10 de julio, 2005)

Portada del libro Entre el Estado Conquistador y el Estado NaciónLeyendo el libro de Andrés Pérez-Baltodano, «Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación» (2003), el lector deduce fácilmente como, entre los distintos elementos/sentimientos que configuran nuestra historia, se encuentran al odio y al miedo como engranajes de la práctica política nicaragüense. Esto es un tanto paradójico, pues el uso de estos sentimientos es contradictorio con las normas éticas más básicas del marketing político moderno. El problema es que, resultados en mano, el odio y el miedo siempre han resultado efectivos. En palabras de Napoleón, éstas son las dos únicas fuerzas que unen a los hombres. Y en la mente de nuestros seudopolíticos eso parece justificar que en la política –más que en el amor y en la guerra- todo se valga. Aclaro (y esto es necesario despejarlo antes de continuar) que no estoy propugnando por una nueva edición de la campaña orteguista electoral de “el amor es más fuerte que el odio”, que personalmente considero fue una campaña desastrosa por muchas razones, pero cuyos artículos coelho-esotéricos uno puede leer detenidamente en www.papagayo.com.ni. Opino, en cambio, que no basta con defender hipócritamente esas premisas en momentos electorales, a como notaremos en los próximos meses, sino que hay que reemplazarlos con elementos positivos en toda la práctica cotidiana, tanto de los seudopolíticos, como en la población en general.

Como hemos sido testigos, el discurso dominante en la cultura política diaria está lleno de características pasionales y melodramáticas, y cuyo reclamo apunta más al descrédito y a la desarticulación de la búsqueda de unidad político-social de la población, basados siempre en el odio y el miedo al pasado o a lo-que-vendrá y a los personajes vinculados a éste. El miedo es una enfermedad que devora poco a poco nuestra lógica y hace del hombre una masa inhumana de carne y huesos. Así, en los últimos meses, hemos venido observando como el debate político ha ido subiendo a una supuesta agresividad visceral (aunque en la noche los del pacto duerman en la misma cama) que en nada beneficia a la democracia ni a la solución de nuestros problemas socioeconómicos más sentidos.

El uso sistemático del odio y el miedo como elementos recurrentes parece haberse convertido en una regla no-escrita de los seudopolíticos. Esto es peligroso, por el respeto a nosotros mismos y a lo poco que queda de nuestro Estado de Derecho: nuestros políticos, más que nadie, deben seguir las conductas de comportamientos éticas exigibles por y para todos los ciudadanos. La política merece una re-dignificación, merecer ser limpiada de las heces de quienes sólo se preocupan en repartirse cargos públicos y en apropiarse de la cosa pública (res-pública).

GritoEl aumento de la agresividad surgida del odio y del miedo, no busca sino el aumento de la crisis política y la división de la población en pro de beneficios electorales posteriores. Divide et vinces, frase célebre de Julio César que significa divide y vencerás (y que en teoría nos debe conducir a una buena estrategia para resolver problemas que se puedan dividir en subproblemas más sencillos) ahora se ha volteado y es aplicada en contra del propio pueblo. Dice el monstruo del pacto: si te divido pueblo, no me podrás vencer. De esa manera se logra desviar la atención de la crisis política a banalidades cotidianas o hacia otros debates más estériles y alejados de la problemática real, dejando así la sociedad de vigilar los temas de mayor relevancia política, por ejemplo, consolidar ese 40% que actualmente dice no tener partido político.

Sólo logrando superar el miedo y el odio, y haciendo uso de la razón y la lógica más que de la pasión e impulso, revertiremos la crisis actual, pues la mayoría de Nicaragua no logra cumplir sus anhelos de cambios por estar preocupados viviendo con los demonios que nacen del odio y del miedo; mientras los seudopolíticos siguen jugando al ajedrez con nosotros, ya sea tomando sol en un palacete en Pochomil, jugando cartas en El Chile con 80 personas diariamente, o viajando a sus lujosas fincas en Mercedes Benz del año.

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© Ulises Juárez Polanco v4 | JP, MD, y UJP | 2,543,049 visitas desde 21/09/2011
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