Toda escritura, ¿una reescritura?
(El caso Di Nucci)
La decisión del jurado del Premio de Novela La Nación-Sudamericana 2006 de revocar el premio al escritor Sergio Di Nucci y su novela Bolivia Construcciones, por “extrañas similitudes” con la novela de Carmen Laforet, Nada (Premio Nadal 1945), ha abierto nuevamente un debate que se extiende con las facilidades tecnológicas de hoy día.
Aunque los argumentos en ambos libros son diferentes, el jurado, conformado entre otros por los reconocidísimos Carlos Fuentes y Tomás Eloy Martínez, fue advertido por un joven lector de 19 años sobre sutiles coincidencias, como la siguiente:
“De pronto se abrió la puerta de una patada de Juan, y Gloria salió despedida, medio desnuda y chillando. Juan la alcanzó y aunque ella trataba de arañarle y morderle, la cogió debajo del brazo y la arrastró hacia el cuarto de baño. (…) Juan metió a Gloria en la bañera y, sin quitarle las ropas, soltó la ducha helada sobre ella. (…) De pronto soltó a Gloria –cuando ella ya no se resistía.” Carmen Laforet, Nada, 1944.
“De pronto se abrió la puerta de una patada de Mariano, y Silvya salió despedida, medio desnuda y chillando. (…) Mariano la alcanzó, y aunque ella trataba de arañarle y morderlo, la agarró debajo del brazo, la llevó al pasillo, y de ahí a ese baño que estaba separado. (…) Mariano metió a Silvya debajo de la ducha, y sin quitarle la ropa que le quedaba, soltó la lluvia helada sobre ella. (…) De pronto soltó a Silvya – cuando ella ya no se resistía –”. Sergio Di Nucci Bolivia Construcciones, 2006.
El joven, Agustín Viola, señaló que “sutiles coincidencias como éstas se repiten a lo largo de cuarenta páginas (de la 167 a la 200, de un total de 202), hecho que invita a reflexionar hasta dónde llega la casualidad y en qué punto se atraviesa la delgada línea que nos conduce al plagio”. Plagio, una palabra de mucho negro.
El escritor des-premiado se defendió alegando la reescritura como un principio constructivo de la novela. “Hubo ya trabajos académicos que identificaron y elogiaron ese procedimiento (…). Con sólo introducir una única modificación en mismo texto cuenta otra historia (…) Esto de la reescritura de Nada se hace en música con el sampleo, o en artes plásticas, como lo que hizo Warhol con La última cena”. Pero la literatura guarda lógica distancia con esas otras artes. Di Nucci mencionó que nunca quiso perjudicar a Laforet, sino más bien mostrarla, homenajearla, pero cabe la pregunta: ¿es posible homenajear a alguien sin que se le mencione durante el homenaje? ¿Qué tanto peso tiene entonces que en la novela de Di Nucci no se mencione en ninguna parte a Laforet? ¿Tendrá Di Nucci razón en que basta una única modificación en un texto para contar otra historia? ¿Elevó a un nivel práctico lo que Quinto Aurelio sentenció en la máxima “lo publicado pertenece a todos”?
El jurado argumentó la revocación en que “las distancias entre texto ajeno y propio, entre copia y originalidad, son muy difusas, y que incluso cierta crítica especializada ha borrado esas distancias. Las discusiones al respecto podrían ser infinitas. Sin embargo, la manera en que se efectúa la apropiación es la que determina su validez dentro del discurso literario. En el caso de Bolivia Construcciones, los fragmentos de Nada, incluidos con mínimos retoques, no significan una reescritura. La novela avanza, las situaciones siguen porque Carmen Laforet las aporta.”
En la película de Gus Van Sant, Finding Forrester (2000), William Forrester (Sean Connery) es un escritor ganador del Pulitzer que ha decidido auto-recluirse de la sociedad y que, tras madurar una amistad y conocer los dotes prodigiosos del adolescente Jamal Wallace (Rob Brown), le entrega a éste un relato suyo para romper el bloqueo mental, a través de la copia del mismo, hasta que el joven discípulo logre continuar la historia por sí mismo. Jamal presenta el resultado en el prestigioso instituto neoyorquino donde está becado y consecuentemente es acusado de plagio. La defensa del propio Forrester a favor de Jamal fue: “Le ayudé a encontrar sus propias palabras iniciando con algunas mías”. Pero si plagiar es, en pocas palabras, copiar en lo sustancial obras ajenas dándolas como propias, ¿no es la técnica de la reescritura una variante de plagio?
Otro caso reciente e igual de penoso y sonado fue el de Lucía Etxebarria (Premio Nadal 1998 y Planeta 2004), quien hace un mes reconoció extrajudicialmente haber usado los trabajos del psicólogo Jorge Castelló en su libro Ya no sufro por amor. Después de la demanda interpuesta en julio de 2006 llegó a un acuerdo con el demandante por el que “reconoce que se documentó para su libro” en los trabajos de Castelló, y que “no se realizó, por un error material, nota a pie de página al transcribir ciertos párrafos”. Etxebarria pagará tres mil euros de indemnización por su error material.
En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges juega con estos conceptos e ironiza:
Quienes han insinuado que Menard dedicó su vida a escribir un Quijote contemporáneo, calumnian su clara memoria. / No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran —palabra por palabra y línea por línea— con las de Miguel de Cervantes. (…)
El fragmentario Quijote de Menard es más sutil que el de Cervantes. (…) Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):
… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
Redactada en el siglo diecisiete, por el “ingenio lego” Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe:
… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
La revista El Plagio Literario recopila otros casos interesantes de autores envueltos en esta sombra, entre ellos, maestros como Garcilaso de la Vega, San Ignacio de Loyola, el propio Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Isidore Ducasse, del Valle-Inclán, Camilo José Cela, Neruda, Carlos Fuentes e incluso al homenajeado de este año, Gabriel García Márquez.
Roland Barthes señaló que todo texto es un intertexto, ya que otros textos están presentes en él, en estratos variables, bajo formas más o menos reconocibles, bien sean los textos de la cultura anterior y los de la cultura que lo rodean: todo texto es un tejido de citas anteriores. Eso ha llevado a la interpretación de que escribir equivale a reescribir, ¿entonces toda literatura es reescritura? ¿Di Nucci reescribió Nada? Es una pregunta que cada escritor debe responder.