El entierro de Sofía

(Publicado en Artículos el 16 de noviembre, 2003)

(A propósito de la eliminación de la filosofía en el plan de educación de secundaria)

Sofía, sudorosa, apagó los sentidos, los círculos oscuros frecuentaban sus ojos vacantes, su piel era joven, pero su expresión vieja y estropeada. El sueño forzado se convirtió en pesadilla, pesadilla eterna de la que nunca despertó. La había asesinado el olvido de aquellos que no la llegaron a conocer.

En la Grecia antigua, se le preguntó a Pitágoras si él era un sabio (sophos, derivado de sophia = “sabiduría”). Pitágoras, humilde, contestó que no, que simplemente era un philo sophos, es decir, un amante de la sabiduría. La humildad de su respuesta era belleza pura, pues reconoció la limitación de sus conocimientos, pero dejaba la puerta abierta a alcanzar la virtud máxima del hombre, a Sophia, a la Sabiduría. Porque cuando uno ama algo, lo busca, lucha por esto, hasta que lo consigue. A partir de este punto, la Filosofía dejó de ser griega y se convirtió en un valor universal, mundial, intrínseca a la misma naturaleza del hombre, curioso y siempre lleno de interrogantes.

Pasaron más de 25 siglos hasta que, en el 2001, el motor de las ideas en Nicaragua se interrumpió, y el destino de nuestro país se asemejaba a un regreso irremediable a la Edad Media, en donde la búsqueda del conocimiento era pecado y la vida de una persona normal se limitaba a obedecer los designios de un amo y señor “todo-poderoso”.

FilosofíaHace apenas dos años, las autoridades del MECD decidieron suspender la clase de filosofía del plan de estudios para secundaria, bajo el argumento hueco de “diluir” ésta en otras materias en las que los estudiantes tenían deficiencias, como la Geografía e Historia de Nicaragua. Transcurrido 24 meses, la hesitación obligatoria es: ¿realmente ha rendido frutos esa inmolación? La respuesta debería ser dada a conocer por las mismas autoridades del MECD, pero los indicios son claros: nuestra chavalos siguen sin saber cómo nos independizamos, quien fue Andrés Castro y donde queda el Cabo Gracias  a Dios. Y de paso, se mantienen enterradas las bondades que la filosofía permite al individuo, sustituidas por la mass media, que crea “verdades” materialistas temporales a granel. Surge entonces la interrogante sobre la importancia de la filosofía en un mundo que, para la mayoría (incluyendo autoridades del MECD) puede seguir girando sin ésta.

La filosofía es una de las expresiones más antiguas del hombre, y ha estado presente de generación en generación en todas las culturas. Sin embargo ha sido mal entendida como el estudio de las ideas de los grandes pensadores de todos los tiempos y reducida a los confines académicos, relegada a unos cuantos «intelectuales» o académicos, que en su mayoría estudian y entienden las ideas de otros pensadores, pero que solo las repiten sin analizar y cuestionar cautelosamente la relevancia o validez de éstas. Quizá este es el error de las autoridades del MECD, que no la consideran importante cuando la realidad del país exige respuestas “concretas” a nuestras necesidades económicas, obviando que muchos de los principios de la economía están en la filosofía, desde Sócrates, pasando por San Agustin, Hume, Kant, Hegel, hasta los más contemporáneos, como Popper; y que muchos de los más destacados “economistas” fueron primero filósofos: Locke, Smith, Marx, entre otros. Por eso, “mejor no desperdiciar el tiempo en conceptos amargos e incomprensibles” y extirpar a la filosofía de la educación, como un tumor que puede convertirse en peligro. Craso error. Porque hablar de filosofía y de educación es al fin de cuentas, hablar de lo mismo.

Con la filosofía, entendida no como un popurrí de términos complejos e incomprensibles, sino como una actitud ante la vida, aprendemos a valorar la vida y a todos los seres vivos. Aprendemos a desterrar las preocupaciones o prejuicios; a imprimir en el espíritu elevación de miras, y a comunicarle cierta modestia y sobriedad de juicio. La importancia de la filosofía reside en el simple hecho de que el hombre se pregunte y encuentre respuestas que lo hagan llegar al total conocimiento para de esta manera justificar ciertos hechos universales que no ha podido resolver y de este modo alcanzar una visión más amplia de la vida y de la realidad teniendo una comprensión más amplía de sí mismo, así como de su entorno y de las capacidades y límites que tiene el hombre en la vida.  En palabras de Fernando Savater, «Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute por tener miedo a pensar…». Pero, ¿conviene a la clase política que nuestros muchachos aprendan a pensar? Según el MECD, la respuesta es un apocalíptico “no”.

Dos años después, no se alumbra un cambio, y el panorama desértico cambia a uno peor, cuando un flamante asesor del MECD dice que “no queremos filósofos en Nicaragua”. Que después no nos pregunten porqué el país no progresa, cuando todo está claro. Cuando el sabio apunta al sol, el necio observa el dedo.

 

» Publicado en El Nuevo Diario.

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© Ulises Juárez Polanco v4 | JP, MD, y UJP | 2,651,115 visitas desde 21/09/2011
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