El Camino Perdido hacia la Democracia en la Reforma Constitucional
(A propósito de las recientes propuestas de reforma constitucional)
“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política
es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” Arnold J. Toynbee.
En la historia constitucional de Nicaragua se registran trece Asambleas Constituyentes, sin embargo, se reconocen sólo cuatro Constituciones tipos, bofetada que demuestra que no se trata de reformas en busca de un mejor Estado, sino de re-direccionar privilegios de un caudillo a otro (o repartirse el poder entre ellos), realidad que ha creado un ambiente indudable de discordia alrededor del tema de la Reforma Constitucional. En días en que nuevamente los partidos políticos proponen reformas a la Constitución Política, es necesario recordar la trascendencia de la Democracia y del consenso social como bases fundamentales de un Estado de Derecho en una Reforma Constitucional.
La Reforma Constitucional es una tarea que el avance de la vida política del país exige, pues el hombre se mueve más rápido que las instituciones. El problema democrático germina cuando la Reforma es impuesta por los partidos políticos sin tener en cuenta la opinión pública, problema que se ha erigido como el caso típico nicaragüense. En nuestra historia, los constantes cambios políticos y las imposiciones de los grupos dominantes han dado origen al predominio del caudillismo y las oligarquías, a los enfrentamientos ideológicos y a la dependencia económica externa, problemas que perduran en nuestros días y que se han convertido en rasgos característicos de nuestra “política”. Estos problemas son de carácter cíclico-vicioso, pues impiden el desarrollo de la Democracia e imposibilitan el consenso social. Esto ha llevado a que la esencia del sistema democrático restrinja la etimología de la palabra Democracia (gobierno del pueblo) a exclusivamente la participación de la población en el nombramiento de representantes al Estado, tergiversación consentida con la pasividad de la población después de las elecciones.
Consecuentemente se ha permitido que se olviden, irrespeten y violenten los principios democráticos, a tal punto que la palabra POLITICA ha adquirido carácter estrictamente negativo, por no decir escatológico. Estamos actualmente en una situación de desencanto generalizado respecto a los partidos políticos y nuestros representantes políticos. La desconfianza presente nos ha llevado a situaciones de bloqueo total de los procesos de toma de decisiones políticas, enterrando a la Democracia, los mecanismos democráticos y al consenso social.
En este contexto es preciso adaptar las estructuras y los mecanismos de la Democracia a nuestro entorno, lo cual requiere respuestas debatidas colectiva y democráticamente, y no por unos pocos (partidos políticos). Para renovar y readaptar la Democracia debe haber una participación y una implicación más directa de los ciudadanos, que sea capaz de crear una transparencia más grande y por consiguiente más confianza para poder enfrentar juntos las decisiones vitales. El mecanismo democrático permite la búsqueda del consenso para acceder a esas mejoras en el engranaje no sólo político y social, sino además económico de cualquier sociedad. El consenso no se vincula a ideologías idénticas, sino a la forma en que éstas pueden manifestarse conjuntamente para buscar el apoyo mayoritario de la nación. El consenso consiste en acatar esas mismas leyes y ese mismo orden jurídico social en cuya elaboración hayamos podido participar todos, es decir, en el punto en que convergen los principios de legalidad y legitimidad. En Democracia los acuerdos se debaten. Se hacen campañas de persuasión. Cuando se convierten en irreconciliables se busca una mediación, un consenso intermedio, un pacto social que busque el bienestar de mayoría de los ciudadanos de un Estado, y NUNCA el bienestar de un partido político. El que vive en Democracia pasa por todos estos pasos y, finalmente, acata la decisión popular, es decir, RESPETA LA DEMOCRACIA.
En temas fundamentales como las Reformas Constitucionales no nos confundamos: ¡una cosa es continuar la historia y otra, totalmente distinta, repetirla! Los partidos políticos son temporales, dependen del tiempo; la Democracia no… Paradójicamente, en la necesidad de retomar el camino a la Democracia, el único camino hacia ésta es ella misma.
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