De consultorías y otras astucias
(Asteriscos de abril)
◊ Que interesante como funcionan las cosas en Nicaragua. El gobierno de la nueva Era gastó 12.5 millones de dólares en la contratación de 60 consultores nacionales y extranjeros (más la compra de sus respectivos vehículos y otros “extras”, según me filtraron), con un préstamo del BID para el Programa de Eficiencia y Transparencia en las Compras y Contrataciones del Estado (Preftec), cuya intención (cito) “es mejorar la eficiencia en las compras y contrataciones del Estado, tras los devastadores efectos provocados por el huracán Mitch”. ¡Qué tal! Aquí curamos los traspiés cometiéndolos de nuevo. Señores, como decía el romano: es de humanos errar; pero sólo los estúpidos perseveran en el error.
◊ Castellanizando, lo anterior quiere decir que en un mediano plazo (dos años), todos los nicaragüenses estaremos pagando con nuestros impuestos este “divino abuso”, cuya única causa es que seamos pobres. ¿Ven el círculo vicioso de estos enredos gubernamentales? Nicaragua no es pobre; la han empobrecido, que es distinto.
◊ Es cierta la voz popular cuando se dice que con los salarios de nuestros diputados todas las leyes que éstos hagan son de lujo, no por buenas, sino por caras. Pero ésta es récord del Ejecutivo: sin duda este Proyecto de Ley de Contrataciones que supuestamente está haciendo el Preftec debe ser uno de los más caros en nuestra paupérrima historia trágico-novélica. ¡Y cuidado del mundo entero! ¿A cuanto saldrá cada artículo, línea, palabra o letra de esta Ley?
◊ Aunque pensándola bien, mejor respuesta fue la del BID: “nosotros no sugerimos consultorías sino los gobiernos. Damos el dinero, somos banco, nosotros pagamos después de analizar las solicitudes muy bien”. La contestación es, en pocas palabras, digna de antología. ¿Cómo ayudan despilfarros como el del Preftec a la supuesta misión del BID (“acelerar el proceso de desarrollo económico y social, individual y colectivo, de los países miembros regionales en vías de desarrollo”)?
◊ Para los que no se sorprendieron con el primer asterisco: haciendo la conversión a moneda oficial, el Preftec gastó C$207,500,000.00 (doscientos siete millones quinientos mil córdobas con cero cero) en sesenta personas. Esto es C$3,458,333.33 por cada consultor, en la imposible hipótesis que todos ganen lo mismo. Con esas cifras sí dan ganas de trabajar, ¿o no, señores del gobierno?
◊ Como escribía un periodista allá por el 2002, el problema de las consultorías estatales es que se limitan a escribir informes, libros y folletos sobre la evidente pobreza en Nicaragua, de la pluma de consultores copy/paste (copiar/pegar) o fill in the blanks (completar los espacios en blanco) que ocupan oficinas señoriales y cobran sumas astronómicas; y no a garantizar que los “amplios conocimientos” de estos señores se apliquen a cabalidad: a excepción de casos contados con los dedos de la mano, no se ven resultados por ninguna parte.
◊ Me dice un amigo que yo me hago el nuevo. Tiene razón: olvido (porque duele recordarlo) que un informe de la Asamblea Nacional publicado hace un par de años reveló que los asesores externos del Legislativo (ojo, no se contaban los asesores internos) bonitamente ganaban hasta 550 mil 889 córdobas mensuales. Si me pongo a enumerar todas las bandidencias similares nunca terminaría.
◊ Pero como no me gusta hablar al peso de la lengua, pongo otro ejemplo. ¿Alguien recuerda a Luis Durán? En el improbable caso que el lector no lo recuerde, aquí la respuesta: el Sr. Durán fue un avispado consultor del gobierno de Alemán que tenía un sueldo de 23,000.00 dólares mensuales, además de recibir en seis meses la suma ofensiva de 225,000.00 dólares en concepto de una dizque consultoría del Banco Central de Nicaragua. Veamos el asunto de esta manera: un consultor de un país cuartomundista ganaba más que cualquier presidente del mundo, incluyendo al presidente de EU. Y luego nuestros gobernantes nos dan atol con el mismo dedo cuando “preocupados”, se preguntan por qué no salimos de la miseria. Y nosotros caemos en sus redes demagógicas.
◊ Otra: ¿por qué será que en la mayoría de las ocasiones los consultores o asesores son amigos o familiares de los que están en el poder? ¿Qué tanto me puede asesorar alguien que está en ese trabajo por ser cercano mío y no por sus calificaciones? La respuesta es más que lógica.
◊ Aclaro que no estoy en contra de una justa remuneración al trabajo y esfuerzo de cada individuo, pero este fenómeno de las consultorías viciadas a nivel estatal son sólo más ejemplos de que nunca saldremos de la pobreza, porque hay demasiadas personas que hacen su vida gracias a las penurias de Nicaragua. ¿De qué vivirían estos “consultores de la pobreza” si algún día Nicaragua logra mejorar su realidad económica?
◊ Leyendo lo anterior, yo ya no sé que es peor: a) si el comentario de Arnoldo Alemán cuando dijo que los altos salarios de sus funcionarios públicos eran para que estos señores “de alta capacidad técnica y que habían rechazado otros puestos privilegiados en el exterior por venir a trabajar a Nicaragua”, no estuvieran tentados de robar y se enfocaran en sus respectivos trabajos; o, b) las acciones de la actual estructura estatal (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral) que, sin decir nada, hace prácticamente lo mismo sin ninguna vergüenza. Al menos debemos aceptar que a Alemán no le faltó sinceridad, aunque al decirlo una gota fría de sudor se resbale en nuestras frentes.
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