«Si al apretarlo sale sangre, entonces sirve»
(Nota Roja: ¿Reflejo de nuestra realidad social?)
Experimento y anécdota
Aproximadamente hace dos meses, en pro de un mejor análisis, decidí someterme a una rigurosa rutina para lograr o al menos tratar de acercarme lo más posible a comprender el fenómeno de la nota roja.
Durante este experimento, todos los días, religiosamente, miré los noticieros tildados de noti-rojizos (22-22 e Independiente, inicialmente; Acción 10 después). También compré, leí y analicé algunas ediciones de El Mercurio y, finalmente, contrario a mis costumbres, inicié la lectura de los periódicos con la página de sucesos. Traté de agregar una base conceptual, con bibliografía que consideré relacionada al tema, destacando La Naranja Mecánica de Anthony Burgess, así como folletos sobre propaganda nazi – uno de los mejores casos de lavado de cerebro – como A collection of 80 speeches and essays de Joseph Goebbels.
Todo lo anterior, sin embargo, no fue tan decisivo como una anécdota ocurrida el 28 de diciembre. Ese día, siempre en el espíritu del Día de los Inocentes y sin olvidar el experimento, lo aproveché para circular el rumor de que me había accidentado. El resultado fue llamativo: del total de personas que se pusieron en contacto, sólo dos hicieron la pregunta “¿cómo estás?”. El resto (89%) preguntó “¿cómo fue el accidente?”. Si bien una anécdota no puede ser instrumento para elaborar, confirmar o refutar teorías, la experiencia me sirvió para reflexionar sobre la nota roja. En las últimas semanas se han publicado artículos y reportajes brillantes en El Nuevo Diario. Éstos, sumados al experimento y a mi anécdota, me obligan a meditar aún más sobre este tema, que ya no está restringido únicamente a publicaciones “especializadas” como El Mercurio.
Nota roja y Mercadotecnia
Me baso en Sonia Hernández para una conceptualización sencilla sobre la mercadotecnia detrás de la nota roja: los medios de comunicación son una empresa (institución mediadora) que vende una mercancía (la información) y, como en cualquier negocio, tiene competidores (otros medios de comunicación), a los cuales debe ganar clientes (audiencia o lectores), para lo cual debe procurar que su mercancía sea atractiva, siendo su perfil entonces basado en los gustos de sus clientes.
¿Combate o expande la violencia?
En un Editorial de Conexihon.com se consulta al público si la nota roja favorece al combate de la violencia o es cómplice de su propagación. La interrogante es compleja; al tratar de responderla de manera precisa debemos descartar las entrevistas a sociólogos, publicistas y periodistas, por la subjetividad que éstos pueden tener. Así, auxiliémonos de la estadística. Con números se puede demostrar cualquier cosa, dijo Thomas Carlyle, y algo de razón debe haber en ello.
Marquemos (para comodidad estadística) el 2002 como el boom a nivel nacional de la nota roja, aunque antes ya existiesen medios notirojizos. Los reportes oficiales de Policía Nacional desde enero de ese año a diciembre del 2004 indican que las cifras de violencia están dentro del marco de lo “normal”, sin crecer ni disminuir drásticamente. La misma tendencia se refleja en los números de la oficina de Recepción de Causas de los Juzgados capitalinos. Entonces, ¿qué sucede?
Dos Hipótesis
Dos hipótesis podríamos elaborar. La primera es que la nota roja es únicamente un espejo que refleja el gusto por la sangre y el sensacionalismo hacia sectores antes no-acostumbrados (clase media, media-alta), por lo que la percepción de que la nota roja ha inundado recientemente todo lo que vemos o leemos es, únicamente, el acercamiento de esta violencia a grupos antes no expuestos a esta realidad, sin olvidar que este acercamiento se da a través de canales o vías en que antes no se observaba este fenómeno, ejemplo: los telenoticieros.
Podríamos agregar un corolario: a la gente le gusta la nota roja, como queda demostrado con los altos índices de rating. ¿Como será el alcance de este fenómeno que el noticiero Telediario (Canal 10), a mi criterio uno de los más serios y organizados, cerró recientemente porque en la lucha del rating no pudo competir con la nota roja? La medida de los ejecutivos del canal fue darle paso a un nuevo noticiero llamado Acción 10, dándonos ya mucha información sólo con el nombre. ¡Y eso que la mayoría de la población se tiene por “conservadora”! ¡Qué tal!
La segunda hipótesis es que la nota roja sí es un multiplicador de la violencia. Las estadísticas de la Policía y los Juzgados pueden ser engañosas (pienso nuevamente en Gouncourt: la estadística es la primera de las ciencias inexactas). Esto, porque a pesar de que el sensacionalismo y crudo amarillismo obligarían normalmente a voltear la mirada hacia otro lado (como huyendo de las crueldades que nos podrían pasar a nosotros mismos o a nuestra familia), el nica se está vacunando contra eso. Le gusta. Lo disfruta. Y peor: lo busca. Olvidémonos del Viagra: ¡pareciera que la violencia es casi un afrodisíaco! El resultado del fenómeno notirojizo habrá de esperarse en los próximos años y no precisamente ahora.
If it bleeds, it leads
Los textos sobre mercadotecnia definen una ley como “if it bleeds, it leads”, es decir, si sangra, da la pauta. Se establece que el propósito de la nota roja es atemorizar a la gente, porque mientras más miedo tenga el público más consume, lo que lleva a más publicidad, y más publicidad es más ganancia.
En Nicaragua se vuelve inaplicable lo referido a “más miedo, más consumo”, por el alto índice de pobreza. En cambio, observamos una variante: la población de escasos recursos económicos usa la nota roja como distracción para alienarse de su pobreza. Eso sí, los medios de comunicación obtienen su ganancia, ya que los publicistas y comerciantes buscan los medios con mayores índices de rating.
Esto no es un problema. El problema es que la nota roja mezcle y convierta la cotidianeidad en una masa deforme e irregular donde la realidad, la ficción, lo esencial, lo supletorio, el entretenimiento y la reflexión no se encuentran bien definidos. El periodismo, como razona José Arriaga, es un re-presentador de realidades, por lo que cada periodista es un “regulador del mundo”. En el fenómeno de la nota roja es necesario llevar a cabo una investigación a fondo. No basta con amar o aborrecer este fenómeno, sino, en cambio, es imperativo amarlo con argumentos o aborrecerlo con argumentos.
Actualmente no sólo vivimos la violencia en las calles, también la consumimos en la comodidad de nuestros hogares. Se olvida que la violencia moldea y ofusca a la sociedad, y si no paramos de ser violentos, entonces no tendremos futuro, como sentenció Gandhi, muchísimo antes que apareciera la primera nota roja de los tiempos modernos.
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