Lecciones básicas de guerra (fragmentos)
(A propósito de la invasión yankee a Irak, que parece olvidarse aunque continúe)
"Un minuto después de la última explosión, (…) la creación habrá terminado. En el caos final de la humanidad y de las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas". Gabriel García Márquez.
I. Contradicciones lingüísticas: (1ra) “Guerra por la paz”. Capitant define paz como la situación de un Estado que no está en guerra. Ninguna guerra puede tener como pretexto la paz, por ser términos antagónicos. (2da) “Derecho de guerra”. Cuando falta la paz, falta la justicia, reemplazada por la ley del más fuerte, desapareciendo el derecho. (3ra) “Inteligencia militar”. Ésta no es más que una in-inteligencia, una in-inteligencia que se olvida de la evolución del hombre y nos transportará los tiempos prehistóricos de los monos, piedras y garrotes.
II. Manipulaciones necrológicas: El escudo de engaño no puede ser siempre el mismo: “El fin justifica los medios”, porque razones como el petróleo, la “libertad” de un pueblo, la economía del dólar y el fin de otra dictadura "peligrosa", no son más que pretextos que harían que Maquiavelo convulsionara en su tumba. Tampoco podemos enmarañar la máxima romana de que el camino a la paz es la guerra (si vis pacem para bellum), porque ya un grande lo dijo, “no hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.
III. La sucursal del infierno: El tiempo en Irak se detuvo en el momento en que inició la invasión yankee. Han habido en el territorio de la otrora Mesopotamia pérdidas materiales, humanas y culturales incalculables. La Cruz Roja reportó en una ocasión que “habían demasiados muertos en Bagdad como para contarlos”, preparándonos a lo que podría ser el preludio a la visión de San Juan Evangelista desde la isla de Patmos, confirmando que el cielo no estaba en la tierra y que el infierno había posado sus sucursales en Irak, mientras en Irlanda del Norte un tal Bush y otro tal Blair se discutían el futuro de Irak, como reyes que devoran un peón en un juego de ajedrez.
IV. Lenguaje siniestro: La guerra en Irak “ha terminado”. Lo anuncian con alegría desbordante las tele-noticieras norteamericanas, mientras en sus comerciales de McDonald’s, Exxon y otras multinacionales se escuchan los rumores de aperturas de “nuevas sucursales” en “nuevos territorios”. La paz y la libertad del pueblo iraquí, como excusas que un día fueron, se han olvidado, y la verdad debajo de la máscara siniestra ha quedado al descubierto: Cuanto más siniestros son los deseos de los políticos, más atractivo, en general, se vuelve su lenguaje. ¿No será la civilización actual entonces un retroceso de la humanidad?
V. Una visión al futuro que nos espera: Hoy, año 2050, año de la septuagésima-séptima invasión a los territorios mesopotámicos, en algún lugar del mundo civilizado occidental, un niño se dirige a su cuarto; y antes de dormir empieza su oración. El papá le observa atentamente desde la puerta. La oración del niño inicia así: “Padre nuestro que estás en los cielos / con las palomas y los misiles…”. Su papá le regresa una sonrisa de orgullo y satisfacción, pues el niño ha mostrado sensibilidad e inteligencia a lo que la araña y sus seis patas peludas tejen en el mundo. En la escuela, a la mañana siguiente, al mismo niño le enseñan imágenes, mapas y esquemas de todo lo que está pasando en el Medio Oriente no civilizado, para que comprenda que ésta es una guerra buena y que la guerra es el camino a la paz. Así, si se educa de pequeño, de grande será parte de la masa indiferente. Cuando regrese a su casa, su hermano mayor estudia arte neo-contemporánea a través de las galerías electrónicas de destrucción y extinción medio-oriental, ofrecidas gratuitamente por Internet, pues México es aburrido y el Louvre está fuera de todo alcance económico. En la sala, los padres critican el alza “inexplicable” de la gasolina y de los derivados del petróleo, y un televisor presenta las imágenes de un hecho horrendo que parece, no un acto condenado por la mayoría, sino más bien, un reality show más de una cadena hollywoodense: ayer, “the real world” por MTV; hoy, “la septuagésima-séptima invasión a Irak” por Telemundo o CNN. El mismo televisor les recuerda que incluso la guerra es un bien de consumo, como lo ha sido desde hace décadas la misma democracia: las noticias, con sus coberturas 24/7 “tuenifor-seven”, habrán disparado hacia el cielo las acciones de las tele-noticieras norteamericanas, pero nunca se descubrirá que el barrio más violento del mundo no está en New York, Chicago, Detroit, o Managua, sino en la televisión, pues ésta ha sido capaz de redefinir lo que es “normal” y lo que está de “moda”. Al final del día el niño hace la oración de todas las noches. Esta vez, es la mamá quien le observa desde la puerta. Ella puede escuchar las palabras de su hijo, que entre murmullos termina la oración de la siguiente manera: “Ahora que es la hora de saber quiénes somos / arráncanos del alma el último pedazo de inteligencia / y líbranos de todo mal de conciencia… amén”.
VI. La destrucción anhelada: La única destrucción permitida debe ser la del hambre, de la pobreza, de la corrupción, de la hipocresía diplomática, de todos los males que aquejan al hombre del siglo XXI, la destrucción total de la guerra. La amenaza de armas, no sólo nucleares y biológicas, sino también de armas aún indescriptibles para el conocimiento actual, está latente, y la destrucción no sólo de un país, sino del mundo, es parte de la baraja de posibilidades con que el destino se divierte a nuestras expensas. No sabemos lo que nos depara el futuro, aunque la idea más cercana sea la de Einstein dicha hace más de 50 años (“no sé como será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas”). Para ese entonces, la creación habrá terminado, el Apocalipsis se habrá cumplido, y el hombre tendrá que evolucionar de las cucarachas, que serán el único vestigio de un mamífero que se atrevió a definirse como “el único animal inteligente”, aunque la historia lo juzgará como todo lo contrario, por haber construido su pasaje de ida-sin-regreso a la era glacial.
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