Si nuestra historia fuese una mujer, ¿qué nos diría?
(Un breve pero urgente recordatorio)
Es difícil encontrar momentos estables en la historia de Nicaragua. La cadena histórica nicaragüense tiene una característica fácilmente identificable: salvo brevísimas excepciones, es inestable, violenta, belicosa y llena de contradicciones casi permanentes, probando lo incoherente que han sido nuestras páginas del tiempo desde los tiempos de la Conquista (evitando entrar en detalles sobre los tiempos pre-coloniales, por razones de espacio). ¿Será que somos una excepción tragicómica a la vox pópuli, pues lejos de aprender de nuestras caídas, encontramos tan cómodo el suelo que permanecemos ahí, sin levantarnos de una vez por todas?
Veamos el porqué de la interrogante anterio. Imaginemos un viaje, poniendo nuestro puerto de partida en el año 1500: habrían más rápidos, cataratas y peñascos que aguas tranquilas. Algunas palabras claves: llegada violenta de los españoles, conquista y sometimiento colonial, luchas pre-independencia, independencia confusa, Imperio de Iturbide, caída del Imperio, convulsiones en la región centroamericana con sus correspondientes réplicas en nuestra nación, guerra nacional, lucha constante de las paralelas históricas liberoconservadoras, intervención norteamericana, lucha y asesinato de Sandino, terremoto del 31, Guardia Nacional, dictadura y posterior dinastía somocista, pactos rojiverdes, terremoto del 72 y caída de Managua, luchas antidictadura, revolución sandinista, contrarrevolución, CIA, Irán-Contras, destrucción en los 80s, contradicciones de poder en los noventas, “gobernaremos desde abajo”, dictadura de facto y pactos liberosandinistas versión 1995, 2000 y 2005, corrupción estatal, crisis del petróleo, pobreza interminable…
El mensaje detrás de nuestra historia parece no haber sido escuchado por ninguna generación. La paz es un tema utópico, y la inestabilidad es desayuno de todos los días. Vaya espíritu de contradicción el nuestro. Los nicaragüenses no comprendemos que los conflictos internos se pueden convertir fácilmente en conflictos externos. ¿Ejemplos de cómo nos enredamos nosotros mismos? Con mucho gusto: los grandes conflictos limítrofes que nosotros hemos tenido con nuestros países vecinos se deben en parte a la mala organización, malas estrategias políticas y malas relaciones internacionales que hemos tenido a lo largo de la historia. Debido a conflictos políticos internos, en Nicaragua se han perdido importantes áreas territoriales, afectando a la vez la explotación de nuestros recursos naturales como es el caso de la pesca en la Costa Atlántica y el Golfo de Fonseca, o las amplias zonas del territorio en litigio y de Nicoya y Guanacaste, que se perdieron básicamente por razones de abandono del gobierno central, llegando a extremos tan tristes como lo que nos sucedió con Costa Rica, cuando Mr. Lamar (ministro de EU del momento, y quien seguía con ansiedad los sucesos de Nicaragua) dijo que Nicaragua había concedido todo lo que Costa Rica le pedía, y probablemente más de lo que ella esperaba obtener.
A veces me pregunto qué nos diría la historia, nuestra historia, esa mujer de cabello y ojos negros con piel morena, que está escondida en algún lugar de nuestros lagos o volcanes, alrededor de qué hemos hecha de ella. ¿La hemos tratado bien? ¿O la hemos desperdiciado? ¿Qué opina usted?