Brasil: ¿Quién está enfermo, el futbolista Adriano o los otros?
15.04.09 – ¿Qué sociedad es ésta que, cuando alguien dice que no era feliz en medio de tanto entrenamiento, tanta presión y plata, tanto viajar, alguien que prefiere regresar a la favela donde nació y creció, comprar cerveza y hamburguesas para todo el mundo y volar cometa, se considera que está psicológicamente enfermo y debe buscar un psiquiatra? ¿Estará demente él o quienes se deslumbran con el dinero, las mujeres, las drogas, la publicidad, los titulares y la venta de imagen? ¿Quién necesita más de ayuda psiquiátrica: Adriano o Ronaldinho Gaucho?
Lo normal es tener, consumir, apropiarse de bienes, vender la imagen propia como mercadería, deslumbrarse con la riqueza, la fama, odiar y rechazar los orígenes, desvincularse de Brasil. Esos parecen “normales”. Anormal es alguien que renuncia a un contrato millonario con un equipo italiano, favorito en el campeonato de allá.
Normal es pertenecer a alguna iglesia estrafalaria, cuya principal pareja de pastores fueron encarcelados por desvío de fondos. Normal es casarse virgen, ser conservador, evangélico, bien portado, responder a todas las solicitudes y firmar todos los contratos. Normal es recibir una propuesta millonaria de un club inglés dirigido por un jeque, permanecer pensándola un buen tiempo, después decidir no firmar y recibir elogios por haber preferido a su club, cuando antes él evaluó, calculadora en la mano, si valía la pena cambiar un contrato millonario por otro.
Se considera desequilibrado mental a quien rechaza un contrato millonario para vivir con bermuda, camiseta y sandalia hawaiana. Le habló a los medios de comunicación de todo el mundo, preparados para las confesiones espectaculares sobre qué había hecho en los tres días que estuvo supuestamente desaparecido (cuando los medios no saben dónde está alguien, está “desaparecido”, se llegó a afirmar que Adriano había muerto), que buscaron presionarlo para que confesara que era un alcohólico y/o adicto a las drogas, encontrar mujeres espectaculares en la jugada.
Habló como un ser humano que simplemente tiene el coraje de renunciar a las cifras millonarias, eventualmente hasta pagar multa por su disolución, decir que “se va a dar un tiempo”, que no era feliz en lo que estaba haciendo, que reencontró esa felicidad en la favela de su infancia, entre sus amigos y su familia.
Este comportamiento debería considerarse humano, normal, equilibrado. Pero en una sociedad en que “no se rasga el dinero”, en que la fama y la plata son los máximos objetivos a alcanzar, ¿quién está enfermo: Adriano o esa sociedad? ¿A quién hay que curar? ¿Quién es normal, quién es feliz?
Emir Sader es filósofo, científico político y profesor de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (UERJ), donde coordina el Laboratório de Políticas Públicas.
Traducido del portugués para Rebelión y Tlaxcala por Ulises Juárez Polanco (www.juarezpolanco.com) y revisado por Caty R. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.