El panamericanismo y la «política del buen vecino»
(Breve repaso histórico de las reuniones interamericanas. Parte II de II. Con colaboración de Aquiles Pérez)
En la IV Conferencia Internacional Americana (Habana, 1928) se presentan propuestas jurídicas y políticas de carácter renovador. En el continente hay una intervención norteamericana en Nicaragua, presiones de EE.UU. ante México por conflictos territoriales y ocupación haitiana y de las aduanas dominicanas. Se discuten los principios del Derecho Internacional americano, así como la no-intervención, pilar del orden jurídico interamericano. EE.UU. se niega repitiendo sordamente los subterfugios de la Doctrina Monroe. El resto del continente, sin ninguna otra alternativa, obedece.
En 1933 llega Franklin Delano Roosevelt (único elegido cuatro veces consecutivas) a la Casa Blanca, acompañado de su “política del buen vecino”, por lo que EE.UU. cambia su actitud con respecto al principio de no-intervención. Esto se ve reflejado en la VII Conferencia Interamericana (Montevideo, 1933) cuando el secretario de Estado norteamericano expresa: “los días del intervencionismo han pasado y EE.UU. se une a los demás países del hemisferio en la aceptación de la no-intervención”. A partir de este punto las diferencias entre los países deberían resolverse con medios pacíficos. Se le pide a EE.UU que en Haití cese la ocupación y que en Cuba anule su Enmienda Platt, con la que controlaba prácticamente toda la isla (empréstitos exteriores, tratados, derecho a intervenir militarmente, adquisición de bases carboníferas y navales como Guantánamo y la isla de Pinos, etcétera).
EE.UU. responde prometiendo una nueva política (la del Buen Vecino) así como el fin de las relaciones imperialistas. Cumple las peticiones y además, en 1936, modifica el Tratado Hay-Bunau-Varilla (Panamá), eliminando las cláusulas intervencionistas similares a la Enmienda Platt. Pero el panorama no sería color de rosa por mucho tiempo. A partir de 1935 Roosevelt se empieza a preocupar por el peligro del nazifascismo. Se observan tres fenómenos en este contexto histórico: a) Remilitarización de Renania (Alemania), b) Intervención germano-italiana en la guerra civil española y c) Creciente propaganda pronazifascista en América Latina.
Se convocar a una Conferencia Interamericana Extraordinaria para la Paz (Buenos Aires) y en ella se habla de la necesidad de que los países americanos adopten mecanismos de defensa común contra las agresiones provenientes de fuera del hemisferio (Hitler y Mussolini). Eso es, multilateralizar la Doctrina Monroe. EE.UU. empezaba a ceder a esta idea dadas las circunstancias.
Esto nos lleva a la VIII Conferencia Internacional de Estados Americanos (Lima, 1938), en donde EE.UU se esfuerza por conseguir la adopción de mecanismos más eficaces de defensa contra la infiltración y posible agresión de las potencias del Eje. Las columnas nazis estaban teniendo éxito con la propaganda antiimperialista. Disfrazaban los aspectos racistas de su ideología y se presentaban por un lado como “socialistas nacionales” empeñados en una lucha de liberación contra el imperialismo anglosajón; y ante el otro lado como consecuentes anticomunistas y defensores de la propiedad y el orden establecido. Claramente, un juego a doble máscara para ganar simpatizantes en ambos lados.
En los meses siguientes EE.UU. hace todo lo posible para convencer a los Estados latinoamericanos de adoptar medidas de defensa política, económica y cultural contra la labor de los nazis; así como hace lo posible para incrementar su propia influencia y ganar amistades a través de importantes préstamos y ayuda comerciales (P.e.: Tratado con Brasil, 1939). Esto se entiende: entre elegir “América para los Americanos (todo el continente)” y “América para los Europeos”, EE.UU. prefería multilaterizar su Doctrina Monroe (¡después de más de un siglo de que ésta vio luz pública en 1823!). Pero inevitablemente estalla la II Guerra Mundial (sep. 1939).
EE.UU convoca la I Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados Americanos (Panamá, 1939). ¿El tema? Preservación y defensa de la neutralidad del hemisferio. Se acuerda proclamar una zona hemisférica de neutralidad dentro de cuyos límites las potencias beligerantes se abstendrían de realizar actos de guerra. Se emite una declaración de neutralidad de los países de América. Los ingleses respetan, los germanos no, quienes empiezan a atacar y hundir barcos aliados en las cercanías de la zona de neutralidad.
Siguiente parada, 1940, Habana: II Reunión de Consulta de Cancilleres Americanos. Se discute el destino de las dependencias de los países europeos ocupados por los nazis en América: Martinica, Guadalupe y Guayana Francesa (Vichy); Curazao, Aruba, Bonaire y Suriname (Alemania) ya que representaban penetrar al corazón mismo del hemisferio occidental, así como a la zona clave cercana al canal de Panamá y al petróleo de Venezuela. Se decide ponerlas bajo administración provisional de los Estados americanos y ratificar la neutralidad de las Américas y la decisión común de defenderlas.
Así, en 1940, la Política del buen vecino de Roosevelt había logrado unir a los países americanos en torno a la defensa del orden hemisférico contra el Eje. EE.UU. logró la unificación de voluntades a través de una combinación de presiones económicas y llamados a la conciencia democrática y antifascista de los pueblos de América, contrario a los efectos que había tenido la Doctrina Monroe.
¿Qué más podemos mencionar sobre el Panamericanismo? La OEA se crea con el Pacto de Bogotá (1948). La antigua Oficina Internacional de Repúblicas Americanas se convirtió en su secretaría permanente con sede en Washington, por lo que Estados Unidos ejercería gran influencia sobre ella. Ésta marcó como objetivo impedir la expansión del comunismo en el continente americano. En 1962, Cuba fue expulsada de la OEA tras la instauración de Castro, quien comenzó a propugnar un tipo de panamericanismo paralelo e independiente caracterizado por abogar a favor de la lucha de los Estados americanos contra el imperialismo estadounidense, ideas no compatibles con “todo el continente”. América (el continente) no puede morder la mano que le da de comer: “América” (EE.UU.)
La X Conferencia Panamericana, (Venezuela, 1954) fue formalmente la última conferencia panamericana. Las posteriores reuniones de los Estados Americanos han adoptado la forma de reuniones de los ministros de Asuntos Exteriores de cada uno de los países (según los estatutos de la OEA) o de conferencias especiales, también bajo la tutela de la OEA, para discutir cuestiones específicas. La Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano (MCCA), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Mercosur son otros organismos supranacionales de ámbito americano con restos de panamericano.
El mercado, la globalización parece ser el común denominador panamericanista actual. ¿Alguna vez veremos realizado el sueño de Bolívar? ¿Existirá realmente una América unida sinceramente desde Alaska hasta la Tierra del Fuego? ¿Vale la pena soñar? Esas son las preguntas y nosotros somos partes inseparable de las respuestas.
La primera parte de este artículo, El panamericanismo y el efecto “Doctrina Monroe”, está disponible aquí.